El problema es llamado neofobia alimentaria, que, aunque suene raro, afecta también a los adultos, y más frecuente en los niños pero que en ambos casos tiene tratamiento. Lo más importante es que si se puede tratar esta fobia y se puede atajar el problema desde niños.

No es nada raro que algunos niños alrededor de los 2-3 años rechacen alimentos, es una etapa típica que forma parte de su desarrollo, pero esto suele remitir a los 5-6 años, o incluso antes.

Por ello, el tratamiento a seguir en la edad adulta irá encaminado al aspecto motivacional para explorar nuevos alimentos con el objetivo de tomar responsabilidad en su autocuidado y su salud a largo plazo.

Fuente: El Español